Después de dos años volvemos a Senegal.
Xavi Mas marcharon el pasado 28 de febrero a Rufisque para hacerse cargo de una situación complicada en la asociación Niños de la Lata, de la que es presidente; y a Bouloukounda, a hacer el seguimiento de los proyectos del Club Escola de Futbol Can Mir.
Esta primera crónica describe la cotidianidad en este país africano, los ritmos vitales y el reencuentro con las personas y las costumbres. También la supervivencia de la gente, y especialmente de los niños, en un país falto de instituciones al servicio del pueblo y que velen por una mínima calidad de vida.
La primera etapa del viaje fue muy dura. Tocó enderezar un meravilloso proyecto que por falta de medios se hizo inviable.
La asociación Niños de la Lata se encontraba con una situación crítica para garantizar su funcionamiento habitual. No habían demasiadas opciones: o la desaparición de la entidad o el renacimiento sobre otras bases que pudieran garantizar su continuidad y un futuro crecimiento.
El impacto social y emocional fue muy duro. Muchos de los niños que estaban siendo atendidos en el Royaume des Enfants (la casa donde recibían unos servicios elementales y básicos como la alimentación, la higiene, la salud o la formación) no podrían hacerlo en el mismo número y condiciones.
Xavi describe en esta primera crónica la situación con estas palabras:
"Por muchas veces que lo vivas nunca te acostumbes. Ver a aquestos niños como vienen al centro con una sonrisa porque hoy toca ducha y ropa limpia. Con su lata en la mano. En muchos casos vacía y eso quiere decir que tampoco cenarán. Niños que ni han tenido, ni tienen, ni tendrán infancia. Algunos de ellos no me llega ni al ombligo; no tendrá más de cinco años. La mayoría van descalzos. Otros sólo llevan una chancleta porque la otra la han compartido con un compañero. Después de la ducha les daremos un zumo. Quizás lo único que comerán antes de ir a dormir. Dormirán en el suelo con el resto de compañeros y mañana a las seis de la mañana a volver a pedir por las calles. Algunos ya no los volveré a ver cuando vuelva. La malaria, un atropello, el hambre, los malos tratos o cualquier otra enfermedad serán responsables. Sólo tengo ganas de llorar de rabia.
¿Qué será de todos estos niños a partir del mes que viene? ¿Quién los llevará al médico, les dará medicinas, les dará un bocadillo, una sonrisa o un juego?
Es inevitable pensar en cuántos sobrevivirán. Duro, muy duro pensar en ellos y tomar la decisión de cerrar cuando los has conocido.”
Si la descripción a la crónica de esta situación es golpeadora, la visita que hicieron a las casas de los Marabús (maestros alcoránicos que "acogen" a los niños abandonados por sus familias) para informar de que no podrían hacerse cargo de los niños como hasta ahora, es demoledora y Xavi lo explica con crudeza.
Tras esta primera etapa, Xavi marchará hacia Bouloukounda, donde se desarrollará la segunda crónica del viaje.
