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Crónicas de Bouloukounda
Todo un año de trabajo, de sueños, de preocupaciones y sufrimientos, de ilusión y empuje para llevar a cabo un proyecto muy querido, de llamar a muchas puertas y también muchas sensibilidades…
Crónica 1 (11 de diciembre de 2018): Viaje a Dakar
Hoy ha llegado el día, el gran día.
Todo un año de trabajo, de sueños, de preocupaciones y sufrimientos, de ilusión y empuje para llevar a cabo un proyecto muy querido, de llamar a muchas puertas y también muchas sensibilidades…
Pero ya ha llegado el día para hacer realidad los sueños y mañana, sin descanso, continuar trabajando por un proyecto que nos hará grandes como entidad y como personas.
Ya han iniciado el camino nuestros voluntarios y voluntarias: Xavi, Rouse, Mbanding, Ariadna y Oriol, que llegarán a Dakar (Senegal) a les tres de la mañana. Después, sin dormir, nueve horas de carreteras y caminos hasta llegar a Bouloukounda, donde los sueños de los que hablábamos comenzarán a convertirse en realidad.
A nuestros compañeros y compañeras les esperan siete días intensos, con jornadas agotadoras, con muchas emociones contradictorias, con la añoranza de la familia y de los amigos. Pero volverán con una experiencia y lección de vida que los hará grandes y mejores, más grandes y mejores todavía.
A ellos les queremos dedicar esta primera publicación. Nuestra gratitud por la disposición y esfuerzo personal, familiar y económico que esto a supuesto a cada uno de ellos. Muchas gracias compañeros y compañeras, os deseamos lo mejor. ¡Buen trabajo!
Crónica 2 (12 de diciembre de 2018): Parada obligada en Dakar y camino hacía Bouloukounda
Llegada sin problemas a Dakar, después de la escala en Casablanca.
A partir de aquí la noción del tiempo cambia de registro. Cualquier gestión, desde recoger las maletas, alquilar un vehículo, comprar una tarjeta de teléfono, o hacer un mínimo aprovisionamiento requiere de su tiempo.
Esto ha obligado a nuestros voluntarios a hacer noche en Dakar, y han sido acogidos por un familiar de Mbanding en uno de los barrios de la capital senegalesa con una renta media que en Occidente sería de extrema pobreza. Esta escala no prevista ha hecho que nuestra gente haya comenzado a ser consciente, de manera abrumadora, de las condiciones de vida de millones de personas que habitan el área metropolitana de Dakar.
También para comprobar la generosidad y acogida de los que menos tienen. De cómo puede ser el día a día de estas personas y las expectativas de vida que se pueden crear con los grandes condicionantes que padecen.
En breve los rubinenses llegarán a Tambakounda, después de un agotador viaje de diez horas a 38 grados de temperatura, y para acabar la jornada ya de madrugada, harán el tramo más dificultoso del viaje hasta Bouloukounda.
Crónica 3: (13 de diciembre de 2018) El sueño se hizo realidad.
Como explicábamos ayer, la salida de Dakar a las 16:30 horas hacia Tambakounda fue muy accidentada para nuestros voluntarios: un vehículo de 7 plazas de más de 30 años, con 15 maletas, seis pasajeros, y un largo camino a recorrer a pleno sol: a más de 38 grados. Salir del área metropolitana de Dakar costó más de dos horas, y entre el tráfico y las paradas, el viaje duró más de 12 horas, tres más de las previstas. Finalmente nuestra gente llegó a Bouloukounda a las 4:15 de la madrugada.
Mientras tanto, la gente del poblado, y especialmente los niños y niñas que nos esperaban unas horas antes, ya estaban preocupados y decepcionados pensando que finalmente no iríamos.
Pero al final todo llega, y después de descansar unas pocas horas, a las 8:30 los voluntarios se han levantado delante de la mirada curiosa de tres niños a la entrada del lugar que ocupaban. Poco a poco, el patio de al lado se ha ido llenando de niños y niñas que habían conocido su llegada. Con este inmejorable “buenos días” ha comenzado la jornada de hoy.
Después del almuerzo, la primera actividad: visita al alcalde, Ansoumana Drame, y a los responsables del municipio que les han dado la bienvenida a Bouloukounda. El alcalde ha organizado un encuentro con los representantes del pueblo, y como si de un pleno municipal al uso se tratase, han intervenido los diferentes representantes que les han dado la bienvenida.
El alcalde Drame se ha dirigido a nuestros voluntarios con las siguientes palabras: “Por muchos años que pasen, hoy lo recordaremos como un día histórico donde Can Mir – Rubí y Bouloukounda son una piña, somos hermanos. Gracias y bienvenidos, sois nuestra familia a partir de hoy”. Imposible no emocionarse delante de esta acogida y la felicidad que mostraba la gente.
Posteriormente Xavi, Rouse, Mbanding, Ariadna y Oriol, han visitado el poblado; las casas, los espacios donde conviven y trabajan, los alrededores, en definitiva, los lugares donde transcurre su cotidianidad y su día a día.
Han conocido a gente maravillosa y muy afectuosa, con la confianza y la proximidad con si los conociesen desde siempre. Mucha gente, muchos niños y niñas, no habían conocido nunca a nadie que no fuese del poblado, ni han tenido posibilidad de hacerlo ni tan solo en una pantalla de televisión; allí no tienen electricidad.
Después han visitado la escuela, donde tienen tres clases y tres etapas educativas en cada una. Las emociones se han disparado y era imposible no llorar al ver tantos niños y niñas que nos han dado la bienvenida después de ensayarlo durante muchos días, y ver que para ellos hoy era un día muy especial y fuera de la normalidad.
Durante la tarde nuestra gente ha tenido una reunión con los profesores Diouf, Kaba y la profesora Kundiou, para que explicasen la realidad y las carencias que tienen en la escuela y de las que hemos tomado buena nota. Mañana se administrará y repartirá el material escolar que hemos llevado desde Rubí.
Ahora toca descansar y mañana bien temprano continuará el trabajo de nuestros compañeros y compañeras, tirando hacia delante los proyectos previstos con los voluntarios de Bouloukounda.
Después han visitado la escuela, donde tienen tres clases y tres etapas educativas en cada una. Las emociones se han disparado y era imposible no llorar al ver tantos niños y niñas que nos han dado la bienvenida después de ensayarlo durante muchos días, y ver que para ellos hoy era un día muy especial y fuera de la normalidad.
Durante la tarde nuestra gente ha tenido una reunión con los profesores Diouf, Kaba y la profesora Kundiou, para que explicasen la realidad y las carencias que tienen en la escuela y de las que hemos tomado buena nota. Mañana se administrará y repartirá el material escolar que hemos llevado desde Rubí.
Ahora toca descansar y mañana bien temprano continuará el trabajo de nuestros compañeros y compañeras, tirando hacia delante los proyectos previstos con los voluntarios de Bouloukounda.
Crónica 4: (14 de diciembre de 2018) Comenzamos a trabajar los proyectos
El viernes nuestros voluntarios iniciaron la jornada cuando comenzaba el día. La vida en Bouloukounda está muy ligada a la naturaleza y a los ritmos que esta marca, y es normal ver a su gente dedicada a las ocupaciones cotidianas desde que sale el sol.
Después de un día y una noche intensa como la del jueves, donde la gente nos obsequió con una fiesta de bienvenida cargada de color, música y baile, tocaba poner hilo a la aguja y convertir en realidad los proyectos que teníamos previstos. Desayuno rápido y a por faena.
Xavi y Oriol han estado colaborando con Mbemba y un grupo de voluntarios en la adecuación del camino de entrada a la población. Rouse y Ariadna se han encargado de formar a las mujeres de cómo han de gestionar los residuos. Mbanding ha ido con su hermano a Tambakounda a recoger parte del material que enviamos en el mes de octubre.
La jornada también ha sido provechosa por lo que respecta encontrar colaboradores de futuro para nuestros proyectos. Esta tarde nos hemos reunido con Dembó, supervisor de una ONG norteamericana que ya está actuando en Senegal potabilizando aguas y haciendo controles de sanidad y alimentación, con quién colabora el gobierno de Senegal. Nuestra tarea concreta, que era encargarnos de instalar unas placas solares y una bomba de extracción de agua de pozo, está prácticamente lista.
También se ha aprovechado la tarde del viernes para hablar con los jóvenes que harán de entrenadores y responsables de los equipos de futbol, que el sábado se organizarán y se pondrán en marcha una vez entregadas la equipaciones deportivas y preparado el terreno de juego cedido por Bouloukounda al CEF Can Mir.
A punto de finalizar el día, ha llegado de Tambakounda el material que enviamos hace ya unas semanas. Los niños y niñas estaban tan ilusionados esperando su llegada, que han convertido un viernes cualquiera en un día de fiesta señalado.
Estos proyectos de cooperación con Bouloukounda están suponiendo muchas lecciones de vida que marcarán para siempre a nuestros voluntarios; convivir con gente pobre y humilde que nada tienen y todo lo dan, que viven felices a pesar de las graves carencias que padecen. La convivencia diaria con la gente de Bouloukounda está llena de anécdotas y situaciones que nunca olvidarán y siempre llevará nuestra gente en sus corazones; experiencias que los ligarán para siempre a esta población de Senegal y que les hará que cuenten los días que faltan para volver de nuevo.
Si quires ver a nuestros jugadores del CEF Can Mir Boulokounda ves al enlace:
Crónica 5: (16 de diciembre de 2018) El día del futbol y el saludo
El sábado fue el día dedicado al futbol. Otra jornada intensa que hemos destinado a lo mejor que sabemos hacer y que fue el planteamiento originario por el cual decidimos venir a Senegal.
La mañana y buena parte de la tarde han estado llenas de charlas con los diferentes entrenadores y con Sibide, el responsable de los equipos; la organización de cada una de las categorías, el reparto de la ropa y el material deportivo, la medición y preparación del campo, así como la instalación de las porterías y las redes. En estas tareas han colaborado con entusiasmo los jugadores de todos los equipos, con cualquier herramienta y con sus mano desnudas. La adecuación del terreno de juego se ha hecho bajo un sol abrasador y con una temperatura que no ha bajado de los 37 grados.
Contamos con categorías de alevines, infantiles y juveniles en el CEF Can Mir – Bouloukounda y también con muchos niños pequeños. Para la mayoría de los jóvenes del pueblo la pasión por el futbol es total, y es normal ver a los niños con camisetas de equipos de futbol conocidos como ropa de vestir habitual. Sin formación ni aprendizaje, hay algunos niños y jóvenes que la tocan muy bien de manera innata, y serían deseados por cualquier equipo europeo en sus plantillas.
Posteriormente se han repartido más de 700 piezas de ropa y material deportivo, que se ha convertido en un momento emocionante y con mucho alborozo.
También hemos montado un pequeño dispensario para las curas de urgencia en una habitación del colegio, que se encuentra al lado del campo de futbol. Nuestra pretensión ha sido aportar recursos básicos para que la gente de Bouloukounda pueda ser atendida por pequeñas heridas y contusiones, y después, ser derivada a otras poblaciones con más recursos. No hemos de olvidar que el dispensario de salud más elemental y más próximo se encuentra en Missirah, a 20 kilómetros, y el hospital en Tambakounda, a 50 kilómetros. Es necesario destacar que, por lo que respecta a la asistencia sanitaria, los ciudadanos de Senegal han de pagar por la atención que reciben.
Al final de la jornada, Rouse, Xavi, Bbanding, Ariadna y Oriol empezaron a preparar el retorno a Rubí. Dormir en el suelo, comer poco y la falta de higiene personal comienzan a pasar factura a nuestros voluntarios, aunque mantienen la moral al 100% y deberán enfrentarse el domingo al día más duro de todo el viaje: marchar de Bouloukounda en dirección a Dakar, y lo peor, despedirse de la gente del pueblo con los que han compartido momentos muy intensos y llenos de grandes sentimientos.
Crónica 6: (17 de diciembre de 2018) El día del “hasta pronto”
Ya ha llegado el domingo, el día que se marchan nuestros voluntarios desde la casa de Senegal hacia la casa de Rubí. Por en medio, un largo camino: de Bouloukounda a Missirah, después a Tambakounda, y posteriormente 9 horas de autobús hacia Dakar, y después de madrugada hacia el aeropuerto con destino a Casablanca y Barcelona.
La jornada ha comenzado con la salida de sol, y la gente conocedora de nuestra marcha ha comenzado a hacer cola, en la casa donde nos han acogido, para despedirse.
Este ha sido el momento por el que sufríamos hace días, desde que Xavi, Rouse, Mbanding, Ariadna y Oriol comenzaron a enraizarse sentimentalmente con esta tierra y con esta buena gente.
Todas las despedidas son duras, pero está ha sido especialmente emotiva. Los vínculos con gente como Kamara, Lamín, Sidibe, Vintu, las gemelas Dalo y Funé, y tantísima gente de Bouloukounda, ha roto anímicamente a nuestros voluntarios que no han podido dejar de mostrar los sentimientos a flor de piel y de llorar.
Con toda la tristeza en el corazón, pero con la seguridad que la distancia con esta gran familia será temporal, nuestra gente ha marchado hacia Missirah, con muchas maletas vacías pero con una mochila carga de cariño, sentimientos, recuerdos y anécdotas que pesan mucho más. Ahora comienza la aventura del retorno que pondrá a prueba la capacidad física de nuestros voluntarios, ya al límite después de unos días muy intensos y agotadores.
Todas las despedidas son duras, pero está ha sido especialmente emotiva. Los vínculos con gente como Kamara, Lamín, Sidibe, Vintu, las gemelas Dalo y Funé, y tantísima gente de Bouloukounda, ha roto anímicamente a nuestros voluntarios que no han podido dejar de mostrar los sentimientos a flor de piel y de llorar.
Con toda la tristeza en el corazón, pero con la seguridad que la distancia con esta gran familia será temporal, nuestra gente ha marchado hacia Missirah, con muchas maletas vacías pero con una mochila carga de cariño, sentimientos, recuerdos y anécdotas que pesan mucho más. Ahora comienza la aventura del retorno que pondrá a prueba la capacidad física de nuestros voluntarios, ya al límite después de unos días muy intensos y agotadores.
Crónica 7: (18 de diciembre de 2018) La vuelta a casa
Lunes, día de estancia obligada en Dakar después de una largo viaje de más de 12 horas atravesando de sur a norte Senegal. Todavía quedaba por delante el viaje hacia el aeropuerto de El Prat, con escala en Casablanca (Marruecos).
El retorno a Dakar reafirmó a nuestros voluntarios el nivel precario de vida de la gran mayoría de habitantes de Senegal y las condiciones diarias de abandono y falta de estructuración que padece este país, así como la mayoría de los países africanos, y lamentablemente, buena parte de este mundo.
Pero después de la experiencia en Bouloukounda, han conocido la diferencia de cómo se vive la pobreza en las ciudades y en el mundo rural, y como afecta a todo orden de la existencia de la gente. Las personas que viven en el entorno rural cuentan con una organización social más estructurada, con un concepto de comunidad acentuado, con unas relaciones interpersonales sanas e incluso inocentes, con respeto por su entorno, con valores y hábitos de vida que se transmiten generación tras generación; y una lejanía evidente de la contaminación del consumismo, el individualismo o la supervivencia a cualquier precio. Por otro lado, Dakar no deja de ser una ciudad con los vicios del mundo que conocemos, pero con los desequilibrios propios del continente africano y en muchos aspectos contaminada por los hábitos de una civilización occidental en decadencia.
Con estas últimas conclusiones, la llegada a casa y el encontrarse con la familia y los amigos, así como el cansancio acumulado, ha hecho que el viaje de vuelta de nuestra gente haya estado ocupado por el descanso después de muchos días intensos en que han dormido entre tres y cuatro horas.
Esta tarde a las 17:20 horas llegará el avión de Royal Air Maroc y el reencuentro con la gente querida; de aterrizaje en la cotidianidad, de descansar y recuperar las fuerzas empleadas, de metabolizar las vivencias acumuladas, y de trabajar mejor por los nuevos proyectos que haremos en Bouloukounda el año que viene.
Gracias Bouloukounda por la lección de vida que nos habéis dado, y a nuestra gente por el gran trabajo que han hecho y porque vuestra experiencia os hace mejores y más grandes todavía.